EUROPA
PRESS
11
mayo 2017
El especialista en Otorrinolaringología del Hospital Ruber Internacional y Cirujano Plástico Facial Certificado
en 'Beauty One Center', Javier Galindo, ha alertado del aumento de
rinoplastias secundarias, reintervenciones por malos resultados, por el
intrusismo y las clínicas 'low cost'.
Y es
que, según las estadísticas de la Sociedad Española de Cirugía Plástica,
Reparadora y estética (SECPRE), la rinoplastia es, en concreto, la quinta
intervención de cirugía plástica estética más realizada en España.
En
torno a 1 de cada 10.000 españoles se somete a ella anualmente, siendo los
pacientes más habituales los de edades comprendidas entre los 18 y los 45 años.
Si bien el número de rinoplastias practicadas a mujeres triplica casi a las
realizadas a hombres (unas 3.200 vs. 1.100), porcentualmente es una
intervención más demandada por ellos.
De
todas las operaciones de cirugía plástica estética a las que se someten los
hombres españoles, en torno al 14 por ciento corresponden a rinoplastias; por
el contrario, del total de intervenciones a pacientes femeninas, las
rinoplastias no llegan al 6 por ciento.
Como ha
ocurrido en otras especialidades, como es el caso de la odontología, con el
aumento de la demanda de cirugía estética han surgido también centros 'low cost' que ofrecen
intervenciones a precios muy reducidos. Se trata de clínicas que aprovechan las
lagunas legales para captar pacientes que carecen de recursos suficientes.
"Por
ello, es importante asegurarse de que la clínica está legalizada y cuente con
un equipo de reanimación y UVI, por si surgen complicaciones. Asimismo, es
conveniente solicitar por escrito los resultados que se pretenden conseguir y
pedir fotografías del antes y el después. La cirugía estética es la única
especialidad quirúrgica en la que puede exigirse un contrato de resultados. El
médico está obligado a obtener un resultado y no sólo a poner todos los medios
posibles para conseguirlos", ha explicado el experto.
"Muy malos resultados"
Asimismo,
prosigue, en clínicas especializadas en rinoplastia, cada vez se reciben a más
pacientes operados previamente que presentan "muy malos" resultados y
no están satisfechos. "Son pacientes especiales, que han pasado una o
varias veces por el proceso de decidir operarse, han sufrido los nervios del
quirófano, la recuperación posterior y el resultado ha sido malo, lo que les
ocasiona un trauma físico por las secuelas de la cirugía y un trauma emocional
de difícil manejo", ha apostillado.
La
primera visita en consulta antes de una rinoplastia secundaria se centra en los
aspectos psicológicos y en intentar infundir confianza en el paciente. "La
rinoplastia secundaria, técnicamente es muy compleja, quizás uno de los
procedimientos más difíciles en cirugía estética. Cada caso es único, y pese a
realizar una exploración minuciosa en consulta siempre existe una parte
impredecible sobre qué secuelas pueden encontrarse. Por ello, en cirugías de
revisión se suele optar por el abordaje abierto, para tener una idea clara de
las deformidades y poder corregirlas", ha argumentado.
Uno de
los problemas, prosigue, es la falta de estructura y soporte en la nariz por
excesiva resección previa. En estos casos se recurre a zonas como la oreja o la
costilla para obtener nuevo cartílago del paciente con el que reconstruir la
nariz. Se denomina rinoplastia estructural, y es básica para restablecer la
armonía en una nariz mal operada. A partir de ahí, mediante suturas o injertos
estéticos, se intenta obtener el mejor resultado posible.
"Cuando
son leves o moderadas el resultado puede ser casi tan bueno como en un paciente
no operado, pero cuando las secuelas son severas es honesto ajustar las
expectativas del paciente e intentar conseguir una nariz que pase desapercibida
y tenga un aspecto natural, evitando la apariencia de nariz operada que atrae
las miradas de la gente. Restablecer la confianza en uno mismo y hacer olvidar
el trauma físico y psíquico de la cirugía previa hacen que los pacientes se
sientan por fin contentos", ha zanjado Galindo.